6 de septiembre de 2014

El agente de aduanas

Trabajar en una aduana nunca era igual. Y menos en un país como Australia, donde podían confluir fácilmente viajeros de cualquier país por trabajo, por placer o, simplemente, para hacer negocios turbios.

Henry aún recordaba sucesos tan increíbles como aquella vez que un supuesto turista chino había camuflado cocaína dentro de un caleidoscopio, más concretamente detrás de los espejos que hacían que el juguete funcionara. Ingenioso, pero no lo suficiente como evitar haber sido descubierto.

También rememoraba con muchísimo humor a aquel turista que venía de Hawaii expresamente a surfear. Lo extraño no era el motivo de su viaje, sino lo que afirmaba respecto a su tabla de surf. El surfero, con una sonrisa llena de la característica pestilencia marihuanera, decía a todo el mundo que su tabla estaba enteramente formada de magma. Era gracioso, aunque no podía evitar sentir cierta pena por los gustos del chico.

Y como esas, Henry tenía muchas anécdotas sobre aquel trabajo que tanto le apasionaba. Aunque él estaba encantado con su contrato, había detalles que no le parecía bien que fueran tan vinculantes como el resto. Como las vacaciones. Pero pronto acabarían y podría volver a sus insólitas aventuras como agente de aduanas, hasta que otras vacaciones le obligaran a alejarse de aquello que le hacía sonreír.
Nota de autor: Sí, es otro relato que he escrito con cinco palabras que me han dado. En este caso, me las ha dado Bea Gurutzarri desde Facebook. Las palabras propuestas han sido caleidoscopio, magma, aduana, pestilencia y vinculante.
¿Se nota mucho que me gusta cierto programa de Discovery Max? Lo echo de menos.

1 comentario:

  1. muy bien!, ni siquiera yo lo hubiera escrito mejor... gracias por hacerlo posible... Te debo uno ....tú dirás qué cinco palabras quieres escoger...

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