22 de septiembre de 2016

Capítulo 28 - Bucles

¿Nunca os ha pasado que tenéis la sensación de que, hagáis lo que hagáis, siempre acabáis viviendo lo mismo?

Es curioso, pero hace tres años y dos días fue cuando abrí el blog. Y si comparo ese momento con mi presente, encuentro que hay muchas similitudes. Más de las que me gustarían.

Hay algunas similitudes que me gustan, como el hecho de estar preparando una tiendita de bisutería online, aunque la de entonces ya no existe y la de ahora está a punto de abrir y, por supuesto, mucho mejor planeada y habiendo aprendido de mis fallos de entonces. Pero no puedo decir lo mismo de las otras.

¿Por qué este escrito? Siento que me he quedado congelada en algún lugar. Como si me fuera imposible seguir avanzando. No sé si es por falta de esfuerzo o que simplemente el mundo, este mundo, no es mi lugar. Veo como todo el mundo avanza de una forma u otra, pero yo sigo estancada en el mismo lodazal. Yo diría que incluso hundiéndome. Y por mucho que me esfuerce, por mucho que busque la manera de mejorar las cosas, solo soy capaz de sentir cómo me hundo. Es como si me esforzara el triple que los demás, pero a cambio solo recibo un tercio en comparación. Es descorazonador.

O quizá simplemente sea que la meritocracia es mentira. Y la sucesión lineal del tiempo, puestos a desmontar mentiras.

5 de septiembre de 2016

Capítulo 27 - Amor al arte

Aviso desde ya mismo que esta entrada va a ser muy errática. Por dos razones, básicamente. La primera es que estoy escribiendo esto algo ligeramente enfadada, y según me he dado cuenta en los últimos tiempos influye mucho en mi voz. Y segundo porque he empezado a escribir a eso de las 2:08 am, lo que significa que estoy casi en mi hora creativa. Lo que significa que puede que se me vaya muuucho la pinza.

¿Cómo me ha llegado la inspiración para esto? Pues siendo una vaga, como siempre. Una vaga en Twitter, para ser más específica. Entonces, como si el mundo quisiera que me ofuscara lo mío, apareció un tuit de la genial cuenta @forexposure_txt, la cual os recomiendo.

Esto fue exactamente lo que vi:

He aquí una traducción sobre la marcha (y quizá no muy correcta) para aquellos que no llevéis muy bien el inglés:
Esto es tan solo un recordatorio de que la persona que paga a esos artistas de Patreon probablemente tenga un trabajo en el que le pagan el salario mínimo y tenga que pagar su alquiler y mantenerse *igual que tú* y seguramente no tenga dinero de sobra para pagar *tu* alquiler y facturas; y tampoco tienen el tiempo o dinero que un EMPRESARIO tendría para pagarte un sueldo regularmente. Al contrario que un empresario, no están OBLIGADOS a pagarte. Eres un freelance, no un trabajador. Gracias, y ten un buen día.
Antes de seguir, un matiz rápido: yo diferencio entre freelance y autónomo. Para mí, a un freelance puedes darle una serie limitada de instrucciones como guía para seguir su trabajo. Unas indicaciones, pero poco más. Sin embargo, a un autónomo no puedes darle estas instrucciones, ya que ellos trabajan siempre bajo sus propias instrucciones. Sé que es pedante y quizá algo irrelevante para el meollo mental que quiero expresar, pero lo sentía necesario.

Hay mucha gente ahí afuera con la concepción terriblemente clasista de que el arte en sí mismo no es un trabajo de verdad, y que por lo tanto todos aquellos que de una forma comen gracias a sus habilidades artísticas tienen que buscarse un trabajo de verdad. Obviamente, el objetivo de esta entrada no es explicaros por qué el arte sí es un trabajo. Podría hacerlo, pero mejor lo dejo para otra ocasión o acabaré escribiendo hasta el amanecer. Aunque os adelanto la conclusión: sí, el arte es un trabajo tan válido como cualquier otro.

Tampoco creo necesario explicaros que en la industria cultural generalista hay muchas personas que comen gracias al esfuerzo de un artista. Por ejemplo, cuando un escritor conocido publica un libro, las ganancias que genera la venta del volumen no van solo para el escritor, sino también para la editorial, los distribuidores, los libreros y, al final, el escritor. El cual, por cierto, puede considerarse muy afortunado si recibe el 10% de esa cifra.

Con estos datos puestos sobre la mesa, por fin puedo acercarme a lo que quiero expresar: yo, como ¿artista? que soy, no entiendo el odio que se genera contra nosotros por el simple hecho de querer algo de retribución. Aunque sea de manera simbólica.

Bien es cierto que en este blog no tengo ninguna forma de monetización. No hay anuncios, no tengo un botón de Paypal para donaciones y, mucho menos, una cuenta de Patreon. Y de nada por el estilo, realmente. Vale que hubo un momento hace meses en el que me planteé cierta monetización debido a mis circunstancias personales, pero al final desistí porque sencillamente no me consideraba digna de ser retribuida por este blog. Más que nada porque este blog no es mi trabajo, sino mi hobby. Y, a menos que empiece a (auto)publicar libros, dudo mucho que esta dinámica cambie.

Pero, ¿qué pasa para aquellos que crean contenido de forma regular? Aquellos que, con mejor o peor maña, se esfuerzan en crear algo original, de calidad y con cierta regularidad. ¿Acaso no merecen una retribución? Yo digo SÍ.

Crear arte, sea del tipo que sea, requiere de una inversión. Sea el que sea. Yo, por ejemplo, soy muy afortunada y realmente lo que necesito es una libreta, un lápiz, una goma y un afilador. Esto es todo cuando necesito para crear. Obviamente, para hacer llegar lo que escribo a vosotros necesito electricidad para hacer funcionar mi ordenador y una conexión a internet para acceder a mi blog, el cual es gratuito. Mi dominio también es gratuito, así que realmente solo tendría que pagar por la electricidad, mi ordenador si no lo tuviera previamente y la conexión a internet. Y al menos por aquí puedo tener estas tres cosas gratis si voy a la biblioteca municipal.

Pero no todas las artes funcionan igual que la escritura, y la inversión puede crecer hasta límites que ni tú ni yo nos podemos imaginar. Alguien que dibuje a color seguramente necesite lápices o pinturas de buena calidad. Y créeme, no es barato. Los músicos necesitarán instrumentos fiables, así como dispositivos para grabar, mezclar y manipular sus piezas. Los vloggers necesitan una buena cámara, probablemente un fondo de croma o un escenario y un ordenador lo suficientemente bueno para editar y renderizar los vídeos sin que pierdan calidad o el aparato explote en el proceso. Y sí, solo estoy teniendo en cuenta lo necesario para crear. ¿Entendéis por dónde van los tiros?

Efectivamente: CREAR NO ES GRATIS. Y de hecho, ¿qué es gratis en esta vida? Pero el arte que consumís, de una forma u otra, tiene una inversión detrás. Cierto es que que hay casos, como lo que hago yo en este blog, en los que no esperamos nada a nivel monetario. Pero, y tal como expliqué hace unos párrafos, es porque es un hobby. En el momento en el que adquirimos una posición más profesional todo cambia.

Aquí es donde entran Patreon, los botones de donación y todo cuanto se os antoje. Cualquiera que sepa un poquito cómo funcionan estas cosas sabrá que no es obligatorio pagar nada. Por ejemplo, Smooth McGroove publicita su Patreon al final de sus vídeos en Youtube. ¿Pero eso quiere decir que aquellos que no podemos/no queremos donarle no podemos ver sus vídeos? ¡No!

Así que la persona que escribió lo del screenshot debería plantearse un poco su punto de vista, ya que está cayendo en una falacia para descreditar estas plataformas. Sí, somos conscientes de que la mayoría de estas personas son gente trabajando por el sueldo mínimo, y que si separan 5 libras mensuales o hacen una donación puntual se lo están quitando de su sustento para que lo tengamos nosotros. ¿Pero les obligamos? ¡No, por favor! Y de hecho, al menos en Patreon, me consta que se dan recompensas exclusivas a aquellos que les patrocinan. ¿Esto es malo? ¡Claro que no! Es más, estas recompensas son para agradecerles este esfuerzo y consideración. Soy incapaz de ver algo negativo en esto.

Querer una retribución monetaria no está mal. En serio, no. Por ejemplo, vosotros no vais a un tatuador y le decís que os haga ese tatuaje tan chulo de gratis, ¿verdad que no? Y me supongo que tampoco vais a quien tiene una tienda en Etsy de lo que sea y le decís que queréis X producto gratis. Entonces, ¿por qué hacer diferencias? Si todos mis ejemplos implican cierto grado de profesionalización e inversión para ser llevados a cabo, ¿por qué colocar esta barrera? ¿Acaso es porque son contenidos intangibles que podéis encontrar a patadas en internet de forma gratuita?

En serio, pensadlo. Poneos en el lugar de todos aquellos cuyas donaciones les ayudan a seguir dándoos esos vídeos, esa música o esos dibujos tan chulos. ¡O inclusos esos artículos tan fascinantes! Entonces estoy segura de que entenderéis mi punto completamente.

Mientras tanto, creo que yo seré más feliz haciendo esto por amor al arte. Válgame la redundancia.

4 de septiembre de 2016

R.A.I.N.B.O.W.

No encontré fuente D:
¡Pero escucha esto!
Era un día tan anodino como todos los que había vivido. Flandre solo veía a su alrededor su inmensa habitación. ¿O debería verla como una celda?

Había cientos de peluches destrozados por el suelo, víctimas de sus abrazos. Y las paredes, de un color rojizo mucho más suave que el escarlata de su vestido, estaban llenas de agujeros y abolladuras.

-Yo solo quiero jugar... -susurró apesumbrada mientras se sentaba en su cama y se abrazaba las piernas.

El único contacto que Flandre tenía con alguien que no fuera ella misma era cuando Sakuya la visitaba con el único objetivo de dejarle algo de sangre. Pero la sirvienta nunca la tocaba y, mucho menos, aceptaba sus imperiosas peticiones de compañía.

Aquella soledad solo conseguía que fuera más destructiva con todo aquello que la rodeaba, de ahí los cientos de restos de algodón que reposaban esparcidos en el suelo. La frustración le daba más poder, y la única forma de cambiar aquello era encontrar alguien que quisiera estar con ella.

El aroma del desayuno llegaba a sus fosas nasales tímidamente. Seguramente Sakuya la había encontrado durmiendo y, para no importunarla, simplemente depositó la ración de la pequeña vampiresa y desapareció sin dejar rastro. Sin embargo, había cometido un error: la puerta estaba entreabierta.

Cuando los ojos carmesí de la pequeña descubrieron aquel descuido adquirieron un brillo lleno de vitalidad. Entonces, Flandre lo tuvo claro. Había llegado la hora de jugar. Sin pensarlo, cogió su preciada Lævateinn y salió volando de allí, dejando un rastro arcoiris tras ella.

No mucho después, una risotada llena de inocencia infantil invadió la Mansión Escarlata. Por fin su aburrida cárcel se convirtió en su zona de juegos.
Nota de autora: Llevo un año queriendo escribir esto. ¡Un año! Sé que es mucho tiempo, y he tenido muy buenas razones para no poder escribir nada medianamente literario. Pero espero poder volver a escribir, aunque sea poco a poco. Además, me siento muy feliz de que mi primer fic de Touhou sea para Flandre Scarlet. No es mi personaje favorito, pero admito que me parezco más de lo que me gustaría a ella. Quizá yo también viva en una cárcel llena de peluches rotos esperando a un compañero de juegos. Quién sabe.

Por cierto, esto ha sido prácticamente escrito sobre la marcha. Así que quizá tenga algún gazapo. Si no, admito que ha sido genial.

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