31 de diciembre de 2014

Mi balance del 2014

¡Allé voooooooy!
Lo sé. Esto lo hace todo el mundo. Esto no es original. No más comer doce uvas hoy. Pero mira, quería hacerlo. Así que allévoy. Sí, ahora tengo complejo de Cloud Strife. ¡Dejadme ser feliz!

¿Cómo resumir el 2014 en general? Simple: cuarto annus horribilis consecutivo. Aunque, a diferencia de 2013, acabo mejor de lo que lo empiezo, lo cual está muy, pero que muy bien. Pero ojo, que lo acabe mejor que el anterior no quiere decir que sea bueno. Porque no lo es.

Lo más importante y casi lo único que me ha dado alegrías ha sido el escribir. Siento que este año ha sido cuando más he avanzado. Sé que hasta marzo no me he puesto las pilas, porque realmente me encontraba mal, pero a partir de ahí parece que en ese aspecto las cosas han ido a mejor. Y pienso mantener la racha este año. Sé que no tengo mucho tiempo para coger el lápiz y llenar mis libretas, pero ganas no me faltan.

¿Salud? ¿Dinero? ¿Qué es eso? Vivo con lo justo y al menos no me he puesto muy enferma. No mucho quitando los típicos constipados y dolores de estómago. Así que en este aspecto salgo neutral. A ver si este año nuevo mejoro económicamente, que le estoy echando ganas.

¿Quieres esta pera, Cloud?
Vida social: MEEEEEEEH. Este año he salido muy desencantada. Y cuando digo desencantada es FUS, FUS, FUERA. Quitando algunas personas que han demostrado ser abiertas de mente y ser amigos de verdad, la verdad es que este año ha sido una auténtica porquería. De cada tres personas que había en mi vida, una o menos merecían la pena. El resto... Bueno, que sean felices haciendo sus cosas. Yo no quiero perder el tiempo con gente, quiero pasarlo con personas. No sé si se comprende.

Al menos las personas que he conocido este año son de lo mejorcito. Es la otra cosa con la que me quedo de este año.

¿Amor? MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH. Lo siento, pero yo ya estoy cansada de esforzarme para recibir la hostia a cambio. Así que hagamos una cosa: si no tienes algo mejor que ofrecerme que mi querido amor platónico Sephiroth, no lo intentes. Él al menos no me hace daño. Ya es más de lo que puede decir muchísima gente.
Momento del año: ir al Domino's con mi compañero de piso y que nos sirvan dos pizzas al precio de una. Wow, such pizzas, many descuento.  
Y aquí acaba mi caótico resumen. Sé que he usado expresiones muy personales y quizá necesitéis preguntar alguna cosa para comprenderlo todo, pero los "meh" eran necesarios, lo prometo. Y siento los guiños a Final Fantasy VII, pero es lo que hay. Me llevo la satisfacción de haberlo jugado este año. Lástima que no lo hubiera podido hacer antes.

9 de diciembre de 2014

Neurodivergente

Nota: he cambiado el título de "Neuroatípica" a "Neurodivergente", pues no es correcto usar la primera palabra. No somos atípicos, en todo caso formamos parte de una diversidad. Espero que lo entendáis.
Esta entrada de blog se sale, y mucho, de lo que habitualmente suelo escribir aquí. Esto no es un blog personal y no quiero que se convierta en uno. Pero a veces es necesario escribir ciertas cosas. Ya no por gusto estético, sino por pura terapia con uno mismo.

Me imagino que más de uno habrá acabado aquí por curiosidad. Y luego también habrá gente que no quiera seguir leyendo. Cada cual que se sienta libre de hacer lo que quiera, pues ya que yo tengo la libertad de escribir o no lo que considere conveniente, el lector debería tener el mismo privilegio.

No me gusta mucho hablar de ello, pero como he admitido en más de una ocasión, soy Síndrome de Asperger. Aunque tiene sus ventajas, a veces siento que los inconvenientes son más y peores que los beneficios. No obstante, me acepto y me quiero tal y como soy, y lo mínimo que puedo esperar de la personas que me rodean es justamente eso: que me acepten con mis virtudes y mis defectos.

De hecho, para aquellos que están hartos de verme bromear sobre el día en el que haga una especie de manual de instrucciones para tratar conmigo, quizá esto es lo más parecido que exista en Internet: Ser Mujer Asperger y no morir en el intento. No lo he escrito yo, sino Eme San, otra chica que comparte mi síndrome y, de paso, la pasión por escribir. Aunque en su caso se inclina por la homoerótica. Si os gusta el género, ya sabéis por dónde empezar.

Volviendo al hilo principal: he leído y releído esa entrada de blog y me identifico con la práctica mayoría de las cosas. Me arreglo cuando y como quiero, y solo para mí. Normalmente se me toma por infantil o inmadura por mi forma de ser, y la verdad es que no puedo vivir sin libros y videojuegos de fantasía. Y eso solo destacando tres rasgos que cualquiera puede ver de mí, porque como empiece a desmenuzar la entrada, acabo pasado mañana, como mínimo.

¿Por qué escribo esto? Bueno, porque cada SA es un mundo. Sí, por si no lo sabíais. Además, tal y como está indicado en la entrada que os he enseñado, hay diferencias muy notables entre chicos y chicas. Es lo que tiene ser neurodivergente. Y en mi caso no iba a ser menos.

Como siempre le he visto decir a Eme San, el Asperger rara vez viene solo. Aunque a mí no se me ha diagnosticado nada además del propio síndrome, llevo unos años notando que tengo serias dificultades para distinguir la izquierda o la derecha. O memorizar secuencias numéricas o diferenciar cifras. O, en menor medida, tiendo a alterar el orden de determinadas letras en algunas palabras. En principio esto no me había traído muchos problemas, hasta hace relativamente poco, que llevo mucho tiempo acumulando estrés por ciertas cosas y sin quererlo he provocado problemas un tanto graves. Según un conocido, esto que me ocurre podrían ser problemas de lateralidad o quizá discalculia. Yo no lo tomo como un diagnóstico, pero sí como una buena señal de advertencia.

Aunque normalmente yo era (y soy) una persona que no socializa y tampoco disfruta haciéndolo salvo con ciertas personas con las que ya tengo una confianza muy, muy estrecha; también me he dado cuenta de que he desarrollado cierta fobia social e, incluso, mutismo selectivo. Lo paso realmente mal cuando un completo y absoluto desconocido me habla por la calle. Y más si lo hace de modo que me sorprende, pues con toda probabilidad estoy pensando en mis cosas y/o escuchando música. Y creedme, me sienta muy mal cuando me hacen eso. Es como si estuviera encerrada en mi burbuja (o mi espacio personal, como gustéis) y alguien la explota con un palito. ¡NO, NO Y NO!

Sí, esto también tiene que ver con este otro punto: últimamente algunos amigos me atosigan (o al menos así es como me hacen sentir a veces) para que salga de casa, conozca gente y esas cosas. Como ya he dicho, me incomoda mucho socializar con gente que no conozco. Ya no solo porque no me siento para nada cómoda en el mundo neurotípico, sino porque llevo una época en la que me siento decepcionada con la práctica mayoría de personas que he conocido, y a veces me siento tan dolida que ni siquiera tengo fuerzas para construir algo nuevo. Así que me siento más cómoda en mi casa y haciendo mis cosas. Quizá algún día cambie de opinión, pero hoy poy hoy, no quiero conocer a nadie. Ni como amigo. Ni como pareja. Ni como nada.

De hecho, ahora que lo pienso, lo único que quiero que entre en mi vida es un gato. Ni más ni menos.

Y ya, para rematar mis singularidades, a veces tengo capítulos de disforia. No quiero aclarar muchos detalles sobre este punto, pues aunque yo sé muy bien lo que es esto y por qué sucede, tengo que admitir que la inmensa mayoría de personas que me rodean no están listas para comprender de forma total o parcial todo lo que significa esto. Simplemente, a veces siento que nada de lo que me rodea tiene que ver conmigo. Ni mi propio cuerpo. Así que imaginad.

Cuidado, yo no quiero cambiar. Sé muy bien qué soy, quién soy y por qué soy así. No quiero cambiar. Y la verdad es que tampoco puedo. ¿Pero qué pasa? Para bien o para mal, existo. Y claro, simplemente por eso no me queda más remedio que interactuar con el medio. Entonces, ¿a santo de qué este tocho?

Bueno, no sé si has llegado hasta aquí. Quizá haya sido un tostón leer todo esto, y más si no tienes ni repajolera idea de psicología. La verdad es que probablemente yo no lo leería, a menos que esto lo hubiera escrito alguien a quien apreciara muchísimo. ¿Pero por qué lo hago?

Supondré que sois personas que entráis dentro del espectro neurotípico. Os lo definiría, pero seguramente mis palabras no puedan daros una idea exacta sobre el significado de esa palabra. Pero, lo seáis o no, mi mensaje se puede resumir en una frase: detrás de esa persona que ves en la calle, quizá tú solo veas a una persona con dos ojos, dos orejas, una boca y una nariz, pero es posible que esa persona que a tus ojos sea normal y corriente, tenga algo que la haga diferente de las demás personas. Por si no somos ya bastante diferentes.

Abrid vuestros ojos y preparaos a aceptar a aquellos que no son como vosotros. No temáis a lo desconocido, pues solo superando ese temor conoceréis personas maravillosas. ¡Pero ojo, respetad su manera de hacer las cosas! Es tan válida como la vuestra, ¿no os parece?

Safe Creative

Safe Creative #1407230131143