6 de septiembre de 2014

Adiós

Ojalá pudiera retener tu sonrisa en mi recuerdo. Ojalá pudiera rememorarte lleno de felicidad. Como si nada de esto hubiera pasado. Pero todo ha acabado, para bien o para mal.

La distancia me es insoportable, el deseo que sentía hacia ti solo se ha convertido en un abismo de odio y oscuridad. ¿Por qué? ¿Por qué las piras de pasión que encendíamos solo con nuestras miradas no han dejado ni las cenizas? Echo de menos tus labios besándome, tus brazos atrayéndome hacia tu cuerpo, tus manos acariciándome y tus ojos desnudándome hasta el alma. Pero de todo aquello ya no queda absolutamente nada.

Entiendo tu desprecio, pues solo por ser mujer no puedo darte lo que mereces. Pero buscando tu cielo has invocado mi infierno. Y allí, en las oscuras cuevas de la soledad, ni la luz de tu sonrisa puede consolarme.

Sé feliz, pues yo ya no puedo hacer nada. Mi poesía me abandona, mis rimas suenan discordantes y mis palabras ni siquiera suenan sinceras. Sé feliz, por todas las veces que me contentaste incluso por tonterías. Sé feliz, insisto. Porque si tú no eres feliz, entonces yo no seré nada.

Y ahora, deja que arda en las llamas de mi corazón roto.
Nota de autor: ¿Pensábais que había terminado? Pues no. Las palabras que me han dado para este relato han sido desprecio, distancia, deseo, sonrisa y recuerdo. Me las ha dado Mar García desde Facebook.

1 comentario:

¡Muchas gracias por tu comentario! No te preocupes si tarda un poco en aparecer, pues la moderación está activada ;)

Safe Creative

Safe Creative #1407230131143