24 de marzo de 2014

Reto ¡Yo escribo! [5ª pregunta]

Prometo una entrada larga y, tal vez, hasta críptica. De esas que debes leer varias veces para ver en todo su esplendor la profundidad de la misma. Y no, no pretendo echarme rosas comenzando de esta manera. Simplemente que la pregunta que plantea en esta ocasión el Reto ¡Yo escribo! es para dejarse hasta la última neurona en el proceso.

¿Cuáles son los elementos recurrentes en tus textos?

Aunque a simple muchos no se vean, lo cierto es que tengo muchos elementos recurrentes, y encima, bastante variados. No siempre se repiten todos a la vez, pero siempre que escribo algo, de una forma u otra, siempre hay al menos uno, mejor o peor escondido. Porque sí, me gusta un poco jugar con el lector. Que no se quede en una mirada superficial. Que se devane un poco pensando en lo que realmente quiero decir.

El más evidente de todos estos elementos es la luna. Suelo fijarme mucho en la fase en la que está y describirla, ya sea de forma directa o utilizando metáforas que tengan que ver con lo que intento transmitir. Además, en ocasiones, la integro parcialmente en mi escrito, casi como si fuera un personaje más. Por cierto, como dato estadístico sin valor alguno, predominan mucho las fases creciente y llena. ¿Por qué lo hago? Supongo que es porque vengo de un lugar en el que apenas hay contaminación lumínica y me pude permitir el lujo de observar el cielo nocturno sin tener que alejarme de mi casa. Es lo único que valoro de ese lugar, pensándolo muy fríamente.

Otro elemento que suele ser muy llamativo en mis escritos es la sangre. No me refiero solo a mostrar la sangre como el elemento principal dentro del vampirismo. Es simplemente que siento una atracción especial por ella. Por eso, aunque mi escrito no tenga nada que ver con algo que pueda evocar a la sangre, de una manera u otra acabo mencionándola o describiéndola subrepticiamente. Es de esas cosas que me cuesta muchísimo evitar. Sé que debería, pero siento que si lo hago quitaría una parte de mí a lo que escribo. Y ahí está uno de mis muchos dilemas.

Tiendo a incluir elementos vegetales, principalmente bosques. De forma casi inconsciente, además. Aunque nunca he caído en ningún significado real, supongo que es por la misma razón que por la que suelo detallar la luna. Mi lugar de origen es bastante seco, pareciendo prácticamente un desierto. Por eso me siento tan atraída por todo aquello que tenga que ver con las plantas.

Algo que también suelo incluir de forma prácticamente automática es el fuego. Aunque mi signo zodiacal sea de aire, lo cierto es que no hay nada que me atrape más que una buena hoguera o, en su defecto, una chimenea encendida en una noche de invierno. Debe ser porque mi ascendente es Leo (?). Curiosamente, me pasa exactamente lo mismo con el agua, aunque por las razones inversas. AUTÉNTICO. PAVOR. Por eso lo paso tan mal cuando alguien, inocentemente, me menciona algo de playas, piscinas o sucedáneos.

Y, por último, y puede que sea el más destacable de todos los elementos recurrentes, es mi propia persona. Y no, no lo hago por ego o nada que se le parezca. Es simplemente que me involucro tanto en mis historias que me gusta formar parte de ellas. Aunque en mi época de fanfiquera usualmente era la protagonista, marysuesca a más no poder, con el tiempo he aprendido a camuflarme de tal manera que tal vez sea una simple viandante o un personaje secundario que nunca, ni en eones, se pueda relacionar con mi persona. No al menos de forma aparente. Es simplemente por el placer de saber que yo he estado en las páginas de mi escrito, así como ese escrito ha estado en mi mente y en mi corazón. Una especie de simbiosis emocional, por así decirlo.

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