18 de mayo de 2015

Capítulo 25 - Triángulos amorosos

Estoy segura de que todos nos hemos topado en, al menos, una ocasión, con un triángulo amoroso en alguna historia que seguimos. Ya sea en un libro, un cómic, una serie o, incluso, en un videojuego. Están en todas partes, es un hecho. Tanto, que la web TvTropes tiene esta realidad recogida como un cliché.

Ahora que ya os he introducido el tema, puedo deciros sin ningún rencor que yo soy otra de tantas personas que odian encontrarse un triángulo amoroso. Para mí un triángulo amoroso es como echarle mejillones a la pizza. La pizza ya de por sí es perfecta. Los mejillones la arruinan. Otros dirán que la culpa es de la piña, pero esos en mi mesa nunca serán bienvenidos.

Sé que esta entrada quizá no añada nada nuevo a las razones por las que odiar los triángulos amorosos, pero lo que sí puedo deciros es que al menos son mis razones. Y como son mis argumentos, los explicaré a mi manera. Mientras resulten comprensibles, creo que no hay nada malo en mis palabras.

Eso sí, aviso desde ya:

ADVERTENCIA DE SPOILERS
Voy a usar Final Fantasy VII como base para argumentar mi punto de vista. Además, mencionaré Final Fantasy X y Memorias de Idhún como refuerzo. Si tienes intenciones de jugar o leer, será mejor que te des la vuelta.
Yo entiendo que en un libro de genero romántico, erótico o afines haya que poner un triángulo amoroso. Porque gracias a uno puedes permitirte meter chicha del tipo que quieras. Es una verdad como un templo. El problema llega cuando ese cliché sale del lugar en el que suele funcionar bien.

Mi ejemplo es Final Fantasy VII, típico videojuego JRPG en el que un tipo malvado con un peinado extraño y una identidad de género que puede llegar a ser confusa busca destruir el mundo. Este resumen sin entrar en detalles sirve para describir casi cualquier juego de la franquicia. Igualmente, se puede llegar a una conclusión sencilla: no es un videojuego en el que debamos tontear con alguien en concreto para sacar un final bonito. O si no se llamaría Final Fantasy Memorial en homenaje a cierto simulador de citas.

La cuestión es que existe un triángulo amoroso entre el protagonista, su amiga de la infancia y una chica que entra en discordia. En efecto, me refiero a Cloud, a Tifa y a Aeris. Aunque esto no tiene mucho que ver con la historia, hay momentos en los que a Cloud se le da a elegir cuál será su diálogo, pudiendo inclinarse más hacia Aeris o hacia Tifa. Existen otras opciones, pero estas dos resultan ser las más obvias.

Resumiendo: es un triángulo orgánico.

Cierto es que hay un momento en el juego en el que pierdes totalmente la sensación de estar jugando a un JRPG debido a que hay una cita en un parque de atracciones, con paseo en noria incluido. Pero después de ahí la sensación de triángulo casi desaparece, y más después de la intromisión de cierto caballero portador de una Masamune. Ya me entendéis. Así que el triángulo, si es que se resuelve, lo hace de forma favorable a Tifa. Aunque Cloud siga viendo a Aeris de forma especial. ¿Y quién no, SI HA DADO TU VIDA POR TI?

El problema es cuando el triángulo no es orgánico. Vamos, forzado. Para que me comprendáis. Es el caso de Final Fantasy X.

Yuna bebe los vientos por el tipo atolondrado del pasado. Y Tidus, aunque es advertido de que no debe enamorarse de Yuna, lo hace. Porque puede. ¿Qué triángulo hay aquí entonces?

El tercero en discordia es Seymour, al que realmente se la pela absolutamente todo con tal de destruir el mundo controlando a Sihn. ¿Y cuál es la forma de acercarse a su objetivo? Casarse con Yuna, que ella le ofrezca como sacrificio para acabar con Sihn y, por causa de ello, convertirse en el nuevo Sihn.

El problema es que a causa de este triángulo forzado hay una parte del juego en la que todo gira alrededor de la boda entre Yuna y Seymour. Hasta hay una escena de corte un tanto larga que va, justamente, de parar la boda.

¿Y cómo resolvemos el triángulo? Pues la opción principal es resolverlo de la forma más heterosexual y monógama posible. O, en casos algo raros, destruyéndolo del todo. Todo depende del tipo de final que se desee, si uno alegre o uno más bien triste.

Sin embargo, si hay un triángulo que se resuelve de forma curiosa es el de Memorias de Idhún. Vale, sigue siendo un final heterosexual, pero al menos acaba en una relación dual entre la chica y los dos chicos. Algo que seguro que nadie se esperaba.

Una vez explicados mis tres ejemplos de forma sencilla, creo que ya puedo empezar a hablar con más propiedad de este asunto.

Eso de que me cuelen triángulos en lo que voy a leer, ver o jugar no me gusta. Entiendo que a veces pueden ser influyentes en la historia, como es el caso de Final Fantasy X. Pero ese triángulo no había por dónde cogerlo. Yuna nunca tuvo interés romántico en Seymour. Y a Seymour le daba igual ella. De hecho, a Seymour solo le importa su propia persona. ¿No había otra forma de hacerlo más creíble o, al menos, no hacerlo tan pesado?

El de Final Fantasy VII realmente era prescindible. Tan prescindible que, quitando la parte de la cita en el parque de atracciones, realmente no existe y tampoco se resuelve de forma clara hacia ningún lugar. A menos que entremos en la mente de los fans del juego, que ya se encargan de hacer fanarts y fanfics al respecto.

Entonces, ¿para qué ponerlos? ¿No habría sido mejor profundizar en otros aspectos? Porque, si algo le critico a Final Fantasy VII es la poca profundidad en ciertos aspectos. Aunque Final Fantasy X no peca tanto en falta de profundidad, sí es cierto que hubiera preferido que me explicaran otras cosas antes que meterme un pseudotriángulo de por medio.

En cuanto al de Memorias de Idhún, no tengo mucho que criticarle respecto a presencia en la historia porque, además de influyente, guste o no, la pluma de Laura Gallego tiende demasiado hacia el romanticismo. Por esa razón, un triángulo en una novela suya no es del todo malo. Aunque, como afirmé al principio, sea un tópico tan manido que aburra.

Sé que coger dos de mis videojuegos favoritos como ejemplos de peso para justificar mi punto de vista quizá no sea lo más valido. Pero estoy segura de que hay muchos libros que tienen triángulos parecidos. Y que, por una razón u otra, acaban resolviéndose de manera parecida. Entonces, si se van a desarrollar de manera parecida y resolverse casi siempre de la misma forma, ¿para qué usar ese recurso? ¿No sería mejor buscar otra forma de profundizar en tus personajes y en tu historia?

Por eso, cada vez que veo algo que tiene una de estas insidiosas formas geométricas como leitmotiv, suelo acabar ignorándolo. Porque ya me sé el final sin haberme molestado en los detalles. Mi mente quiere cosas nuevas. Mucho me tiene que gustar para que siga adelante.

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